Cursus honorum y magistraturas romanas

➙Cursus honorum: la escalera política de las magistraturas romanas

La vida política en Roma estaba marcada por su carácter público. Tras la expulsión del último rey de Roma, el Senado se convirtió en el centro de poder de la nueva República. Y poco a poco, todos los ciudadanos de Roma fueron reivindicación una mayor participación en los asuntos del Estado. De este modo, aunque siguiera siendo una plutocracia marcada por la posesión de la tierra, como el feudalismo, tenían derecho a elegir a los magistrados romanos. Y estos hombres que se presentaban ante el público ascendían en la escala política a través del cursus honorum.

Las funciones del Senado romano y el significado del cursus honorum

Sin llegar a ser una democracia, todos los que disfrutaban de la ciudadanía romana eran partícipes en el proceso político. Los ciudadanos ordinarios podían participar en los comicios en los cuales se elegía a los magistrados romanos, se ratificaban las leyes del Senado o servían como tribunal de apelación. La vida política en Roma tenía carácter público, pero eso no implica que el poder estuviera en el pueblo.

Durante los tiempos de la república romana el Senado era el organismo que regía la vida política en la ciudad de las siete colinas. Al considerarse la res publica como un asunto de importancia extrema, no era el pueblo de Roma quien tomaba las riendas de gobierno. Eso era labor de las instituciones superiores. Pero no todas las tareas del gobierno de Roma recaían sobre el Senado romano. De hecho, eran pocas las que tenía. Con el objeto de diversificar el trabajo se creó el cursus honorum. Una jerarquía de cargos públicos por las que los senadores iban ascendiendo con los años. Y a estos se accedía gracias al favor de las asambleas.

De modo que son tres los pilares del gobierno de Roma: Senado, magistratura y asambleas. Aquí te explico cada uno de ellos.

¿Cuáles son las funciones del Senado romano?

El Senado romano estaba compuesto por antiguos magistrados procedentes de las más ilustres familias romanas. El cargo de senador era vitalicio y hasta el siglo I a.C estuvo limitado a trescientos miembros. En un primer momento fueron exclusivamente patricios. Pero tras el final del conflicto patricio-plebeyo estos últimos comenzaron a hacer carrera política en Roma. Y por tanto entraron a formar parte del cuerpo senatorial.

Cursus honorum y las funciones del Senado romano

Las funciones del Senado romano son algo difíciles de explicar debido a su ambigüedad. Entre las competencias internas estaba el control de los magistrados, finanzas, administración y labores religiosas, como las fechas de las fiestas o la incorporación de nuevos dioses. Pero el Senado sí tenía claras funciones en política exterior, pues era quien enviaba a los embajadores, decidía sobre la guerra y los tratados internacionales y elegía a los gobernadores de las provincias.

No obstante, el Senado disponía de un gran poder: bloquear una iniciativa legislativa. Esto se aplicaba tanto a las propuestas de los magistrados como a las de las asambleas. Con el tiempo, este enorme poder quedó parcialmente limitado a la prevención. Es decir, el Senado romano podía impedir la votación de una ley pero no contestar el resultado.

Más allá de las funciones del Senado, este cuerpo representaba el símbolo de la permanencia. Los magistrados iban y venían, pero el Senado era eterno y su opinión trascendía sus competencias. Esto le otorgó un gran poder persuasor durante toda la República.

Las magistraturas del cursus honorum: potestas e imperium

Entre las familias más ricas de Roma se elegían los magistrados. La riqueza era una necesidad para acceder al cargo, pues a diferencia de la democracia en Grecia (y en la actual) los cargos públicos en Roma no estaban remunerados. El concepto de cargo público se entendía por completo como servicio al Estado, de modo que no se concebía un salario para ello.

Esta característica implicaba que solo los más ricos podían dedicarse a la carrera política. Es más, convertirse en magistrado era muy caro, pues para conseguir el cargo era necesario el apoyo popular. Que se conseguía con una mezcla de popularidad, sobornos a los votantes y organización de eventos y fiestas.

Cada uno de estos cargos era electo. Un magistrado ostentaba el cargo durante un único año para evitar la concentración de poder. Para reforzar este aspecto, las magistraturas eran colegiadas (a excepción de la dictadura). Es decir, que como mínimo había dos magistrados con el mismo cargo en el mismo año. Y cada uno tenía intercessio (veto) sobre las decisiones de sus iguales. Al finalizar, el magistrado era sustituido y pasaba a recuperar su puesto ordinario en el Senado.

Los cargos del cursus honorum tenían dos clases de poder. Potestas, que regulaba las relaciones de jerarquía entre la magistratura (cónsul maior tenía mayor poder que el cónsul minor), e imperium que señalaba el poder de mando concreto, las competencias del magistrado. También eximía de responsabilidad jurídica mientras durase el cargo. Aunque podía ser acusado tras finalizar su magistratura. El imperium se desvanecía al cruzar el pomerium (el límite sagrado de la ciudad).

Cuestor

La carrera política comenzaba a los treinta años con la cuestura. Era el cargo más bajo del cursus honorum pero imprescindible para ascender. El cuestor romano tenía funciones en la administración del tesoro, la acuñación de moneda, arrendamiento de tierras y la custodia de los archivos del Senado. En un primer momento hubo dos cuestores, pero con el tiempo el trabajo se fue multiplicando y el número de magistrados aumentó hasta veinte en el siglo I a.C.

Edil

Edad mínima: 36 años. Tras el conflicto patricio-plebeyo el cargo de edil cobró un significado muy concreto. Sus funciones eran el mantenimiento interno de Roma, lo cual implicaba el abastecimiento de víveres para la ciudad, mantenimiento de calles y edificios y control del orden. También eran los responsables de organizar los juegos públicos de la ciudad, que corrían a cuenta del edil.

La edilidad, como puedes ver, era un cargo muy caro. En Las mujeres de César se ve claramente cómo algunos senadores pedían préstamos para poder ofrecer unas actividades que les dieran gran popularidad. Dinero que esperaban recuperar una vez accedieran al cargo de pretor.

Tribuno de la plebe

El primer hombre de Roma, de Colleen McCullough (Novelas históricas Roma y el cursus honorum)

Paralelo a la edilidad pero ajeno al cursus honorum estaba el tribunado de la plebe. Con un origen revolucionario para combatir a los patricios, terminó integrándose en las instituciones romanas. Era una magistratura colegiada de diez miembros, todos de origen plebeyo. Tenían derecho de veto sobre las decisiones senatoriales (a excepción de las de un dictador) y podían demandar a otros magistrados. tribuno romano

Estos tribunos romanos eran elegidos por la Asamplea popular (concilium plebis) a la que también podían proponer leyes sin la aprobación previa del Senado romano. En la novela El primer hombre de Roma se insinúa que algunos tribunos de la plebe actuaban en colaboración con los cónsules para proponer leyes que beneficiaran a esos magistrados a cambio de una futura ayuda para que los tribunos ascendieran en el cursus honorum.

Pretor

Puede que el consulado llevara la fama, pero el cargo de pretor romano (al que se podía optar a los treinta y seis años) era el más ansiado del cursus honorum. Por una sencilla razón: dinero. Su función original era la de impartir justicia, pero tanto su número como sus funciones fueron aumentando a medida que Roma se expandía. El pretor, investido de imperium (inferior al de los cónsules) acabó siendo el gobernador romano de una provincia. Como provincia se entendía una competencia concreta, pero como esta solía ser el gobierno de un territorio se terminó asociando provincia con una fracción del territorio.

Pese a que no había salario era un cargo muy lucrativo. Convertirse en el gobernador de la provincia Asia, por ejemplo, garantizaba cuantiosos ingresos a la hora de recaudar impuestos o aceptar sobornos. Un dinero que se usaba para pagar sobradamente las deudas contraídas como edil. En ausencia de un cónsul también reclutar legiones romanas y ser generales del ejército, lo cual podía traer nuevos ingresos en forma de botín de guerra y esclavos.

Cónsul

Cursus honorum y el consulado

A los cuarenta y dos años se podía acceder al consulado. Los cónsules de Roma eran los magistrados superiores. Sus funciones lo englobaban casi todo. Desde convocar al Senado y las asambleas como juzgar causas civiles y penales. También tenían iniciativa legislativa. Su imperium era el de mayor jerarquía y fueron tanto generales como jefes de estado.

El consulado era epónimo, por lo que el presente año romano recibía el nombre de los dos cónsules elegidos. Existían dos clases de cónsules: el cónsul maior y minor. El primero tenía prioridad sobre el segundo, aunque ambos tenían intercessio. Cada uno de ellos gobernaba en meses alternos, siendo el cónsul maior el que tomaba las riendas en enero.

Censor

Aunque posterior al consulado, lo cierto es que el cargo de censor romano no tenía mayor poder. Se trataba de una magistratura especial que se elegía cada cinco años. Durante dieciocho meses, los dos magistrados elaboraban el censo de ciudadanos romanos y los repartían en las distintas clases en función de su riqueza (necesaria para saber cuál era su función militar antes de las reformas militares de Cayo Mario). Ello implicaba que podían confeccionar la lista de senadores.

Como magistrados respetables, estaba entre sus funciones la de controlar la moral romana y las costumbres, así como controlar las finanzas del Estado. Debido a su dignidad, para la censura se elegía a antiguos cónsules.

Dictador

Como magistratura extraordinaria está la dictadura. Al igual que ocurriera con la tiranía en Grecia, la palabra dictator tenía un significado diferente al actual. Este cargo se elegía en casos de extremo peligro para acelerar la toma de decisiones. Las características de un dictador eran el poder absoluto y la inmunidad legal, ya que sus decisiones no podían ser contestadas. Ni siquiera el veto del tribuno tenía validez frente a él. Como esta concentración de poderes era contraria al ideal romano, se estableció un límite de seis meses para ostentar el cargo.

Otros cargos romanos no relacionados con el cursus honorum

Tribuno militar

Durante el período republicano se estableció que cada legión tuviera seis tribunos militares. Estos eran elegidos entre la aristocracia romana para que aprendieran la vida en el ejército. Se trataba de oficiales militares elegidos por el senado, por lo que eran un cargo tanto militar como político. Servían como estado mayor de los generales. El cargo tenía una duración de un año.

Tribuno laticlavio

Un variante del tribuno militar. Es un cargo propio de la época imperial. Se trataba de jóvenes senadores a los que se educaba para un futuro mando. Aunque teóricamente eran los segundos de la legión, tan solo se esperaba que aprendieran la vida militar, no que actuaran como comandantes. En batalla se les asignaba el mando de las mejores tropas, pues estas no solían participar en batalla.

Las asambleas romanas

El tercer elemento del gobierno de Roma era el populus. Normalmente se organizaba por clases sociales en Roma, pero el principio de soberanía del populus se perdía entre las limitaciones a sus funciones. Existían varias asambleas y a menudo sus competencias se solapaban. Esto se debía a la costumbre romana de no eliminar ninguna ley o institución. Cuando era necesario, se reformaba y se le daba nuevas funciones, por lo que coexistían varias asambleas de forma paralela.

Era un magistrado quien convocaba las asambleas (en días hábiles limitados a 195 al año) y hacía las propuestas, por lo que el pueblo solo podía aprobar o rechazar. Sin posibilidad de modificar la ley. El sistema de voto oral era proclive al soborno y la coacción y el Senado, auténtico gobierno de Roma, debía ratificar las propuestas.

Comicios curiados

Era la asamblea más antigua, que se remontaba a la época real. En ellas el pueblo de Roma estaba organizado por treinta curias (tribus) para decidir. En época republicana había perdido casi todas sus funciones aunque todavía conservaba una esencial: dotar de imperium a los magistrados elegidos ese año. Sin él, los componentes del cursus honorum no podían ejercer legalmente sus funciones.

Comicios centuriados

Las comitia centuriata eran las asambleas más importantes de Roma. En ellas se votaban las leyes romanas y se ratificaban las decisiones senatoriales.

Se organizaban en centurias según las clases sociales en Roma, que venían marcadas por el estatus económico del último censo elaborado. Las centurias superiores estaban compuestas por los senadores y los caballeros (la clase equestre), que eran los más ricos de Roma.

Cada centuria era un único voto, sin importar cuántos ciudadanos tuviera. De modo que las centurias superiores tenían el mismo peso que las inferiores (aunque esta pudieran tener muchos más ciudadanos). En su formato definitivo (establecido en torno al siglo IV a.C) constaba de 193 centurias ordenadas por clases censitarias. Debido que las clases superiores eran las primeras en votar y bastaba la mitad de los votos para aprobar la propuesta era raro que las clases inferiores llegaran a participar. De este modo, bajo la apariencia democrática el poder residía en las clases superiores, que eran las primeras en votar y, a menudo, las únicas.

Comicios por tribus o concilium plebis

Las funciones de una y otra se funden en algunas fuentes. Pues hay ocasiones en las que parecen ser lo mismo. Pero lo cierto es que los concilia plebis tributa fueron convocados por los tribunos de la plebe en la colina Aventino, fuera del pomerium y allí se discutieron las cuestiones relacionadas con el conflicto patricio-plebeyo. Con posterioridad las funciones de una y otra se verían solapadas.

Cursus honorum y asambleas romanas_opt

Los comicia tributa se regían por el ordenamiento de los ciudadanos romanos en treinta cinco tribus. Cuatro urbanas y treinta y una rústicas. El número de tribus se mantuvo invariable, por lo que cada nueva incorporación de ciudadanos romanos se adscribía a una tribu, normalmente a las urbanas. Como la presencia física era necesaria para ejercer el voto y cada tribu emitía un voto único las elecciones siempre dependían de las tribus rústicas, más numerosas y compuestas de menos individuos. De nuevo los propietarios de la tierra (clase ecuestre y senatorial) tenía mayor peso en las votaciones al ser de una tribu rústica pero vivir en la ciudad.

En un primer momento elegían a los magistrados sin imperium del cursus honorum (cuestor, edil y tribuno de la plebe) pero con el tiempo fue arrebatando competencias a los comicios centuriados. Desde el 287 a.C votaban las leyes y acusaciones criminales.

Novelas sobre el cursus honorum

Las mujeres de César, de Colleen McCullough (Novelas históricas sobre Roma y el cursus honorum)

Ejercer todos los cargos del cursus honorum requería una dedicación a la vida pública. Por suerte, existen varios libros que ahondan en la vida política de Roma y permiten conocer los entresijos de las magistraturas romanas. La saga de Amos de Roma se prolonga durante setenta años del período republicano. Por lo que entre sus páginas se contemplan numerosas votaciones y propuestas legislativas. Pero tal vez el que más te interese es Las mujeres de César, el volumen que muestra el ascenso de Julio César a través de su cursus honorum.

Y si te ha gustado este artículos sobre el cursus honorum te invito a que dejes un comentario. También puedes echar un vistazo a la sección de novelas históricas sobre Roma para leer más sobre el período.

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