El relato del oscuro viaje a través del río Congo en busca del preciado marfil y el misterioso Kurtz, el administrador de la más productiva estación comercial que ha caído enfermo. He aquí el argumento de El Corazón de las tinieblas. El narrador describe cómo llega a ese mundo salvaje y remonta el río, enfrentándose al hombre prehistórico y a sucesos que hacen enloquecer a muchos de los que se internan en ese lugar desconocido.
El corazón de las tinieblas: ¡El horror! ¡El horror!
La luz de la civilización proyectaba sombras en aquellos lugares antiguos en los que se adentraba. Una lucha contra lo desconocido con cañones y contratos como armas. Donde los negros saben que deben temer a los blancos pero los blancos no saben a qué temer, y eso les asustaba. Era ese miedo a todo lo que les rodeaba y desconocían lo que les hacía comportarse de un modo suspicaz y violento en extremo. Exactamente la conducta que los negros temían y sabían evitar.
¿Pueden ser humanos?
Pronto el narrador de El Corazón de las tinieblas alberga la sospecha que aquellos seres pueden ser humanos, que hay algo innatamente humano dentro de ellos y siente su fragilidad como siente la de su embarcación, un cascarón que apenas puede mantenerse a flote para remontar ese río envuelto en las tinieblas y lograr llegar hasta Kurtz, el hombre del que todos hablan y que ha dejado que la oscuridad iluminara su mundo.
El corazón de las tinieblas es un libro fantástico, de fácil lectura y breve sumerge al lector en el lado más gris del imperialismo europeo, el deseo de riquezas y se reconocido en una Europa que ansía los productos de las colonias sin importarle lo que se haga para conseguirlo. La doble moral que los blancos utilizan con su propia gente, condenando sus atrocidades sin renunciar a los frutos de tal actitud. Todo se entrega por el marfil. Todo se entrega por el dinero. Incluso la propia cordura. Si quieres leerlo (o te obliga el profesor de Historia) puedes adquirirlo como audiolibro en Lektu.