Juana de Arco, también conocida como la Doncella de Orleans, es una figura histórica sumamente interesante. En 1429, cuando dos tercios del territorio francés estaban bajo dominio inglés durante la Guerra de los Cien Años, se entrevistó con el rey Carlos VII. A él le confesó que Dios la había elegido para liberar Francia de los ingleses. Fueras cuales fueran sus argumentos, lo cierto es que Carlos VII depositó su confianza en ella.
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¿Quién fue Juana de Arco?
La corta biografía de Juana de Arco (1412-1431) podría representar un problema a la hora de saber más sobre quién fue. Después de todo, murió con solo diecinueve años y su epopeya comienza a la edad de diecisiete. No obstante, la información sobre Juana de Arco es amplia debido a que ha sido objeto de un intenso estudio histórico. Y no es para menos. Pues es un personaje histórico fascinante.
Ella era una simple campesina de Domrémry que había nacido inmersa en la Guerra de los Cien Años. En 1429 el reino de Francia había quedado reducido a una tercera parte de su territorio. Las victorias inglesas habían demostrado la hegemonía de los ejércitos anglosajones (pese a su menor número respecto a los franceses) y Orleans, la última plaza fuerte de los franceses, sufría asedio.
La aparición de Juana de Arco en este momento tiene ciertamente algo de místico. Esta campesina de dieciocho años había pedido en numerosas ocasiones ver al Rey de Francia alegando que Dios hablaba con ella. Debido a su insistencia, fue examinada por una comisión de teólogos. A ellos les convenció de que desde los trece años había recibido visitas de ángeles y escuchado voces para que acudiera en auxilio de Carlos VII. Tal fue su insistencia que tuvo una entrevista privada con el rey francés.
Al salir de aquella entrevista, Juana de Arco fue autorizada a acudir en defensa de Orleans. Hacia allí se dirigió dispuesta a expulsar a los ingleses. Comenzaba así la leyenda de la Doncella de Orleans.
El asedio de Orleans
La primera hazaña de Juana de Arco fue romper el asedio que sufría la ciudad de Orleans. Contagiando sus entusiasmo a las tropas francesas, lograría que Carlos VII fuera coronado en Reims. Poco después comenzarían los recelos contra ella, que terminaron en su captura y entrega a los ingleses. Tras año y medio de juicio, sería quemada en la hoguera por herejía. Esta es la historia de Juana de Arco, la Doncella de Orleans.
Los soldados debían preguntarse quién era esa Juana de Arco que andaba por el campamento diciendo que Dios la enviaba. Hablaba de liberar la ciudad y expulsar a los ingleses de Francia. Sin muchos la tomaron por loca. Pero en un acontecimiento histórico singular, se le permitió participar en los consejos de guerra.
No parece que fuera una guerrera ni llevara a cabo acciones heroicas. No obstante, lo cierto es que su sola presencia pareció dar un nuevo coraje a los franceses, que lograron levantar el sitio a la ciudad, lo cual fue una dosis de moral bien recibida. A partir de ese momento, Juana comenzó a recibir un mayor apoyo en sus empresas.
Hacia Reims y el fracaso de París
La moral era muy alta entre los franceses, que tenían a los ingleses en retirada mientras se reorganizaban. En las semanas siguientes las tropas de Juana de Arco tuvieron pequeñas victorias sobre los ingleses. Si bien no fueron grandes batallas abrieron el camino hasta Reims donde se pudo coronar a Carlos VII como Rey de Francia. Este hecho sirvió para confirmar la fe que el rey había depositado en la Doncella de Orleans.
Una vez coronado Carlos VII la misión divina de Juana de Arco había concluido. Sin embargo, Juana siguió luchando por Francia y tuvo algunos éxitos menores en el Loira. Los ejércitos franceses llegaron a las puertas de París pero no capturaron la ciudad. Juana de Arco fue herida por una flecha y al final tuvo que retirarse.
Los pactos de tregua y la captura de Juana de Arco
La derrota sufrida en París supuso un cambio de estrategia. Carlos VII optó por pactar con borgoñones, aliados de los ingleses, en lugar de luchar contra ellos. Pretendía que le entregaran París a cambio de concesiones, lo que entraba en conflicto con la agresividad que caracterizaba a quien era Juana de Arco. Estas desavenencias con la Doncella de Orleans llevaron a un distanciamiento con el rey, que ya no veía uso a Juana de Arco. Ella decidió luchar por su cuenta (aunque en nombre del rey).
Desde ese momento, Juana de Arco y sus tropas sufrieron varios reveses militares. En uno de ellos, la Doncella de Orleans fue capturada por borgoñones, aliados de los ingleses. Era mayo de 1430. Con la intención de dar un escarmiento y cuestionar la coronación de Carlos VII los ingleses pagaron un cuantioso rescate a los borgoñones. Queda para el debate si Carlos VII hizo algún intento serio por liberar a Juana de Arco o la dejó en manos de los ingleses. A partir de entonces, Juana de Arco fue sometida a la Inquisición para demostrar la falsedad de sus conexiones divinas.
El juicio y muerte de Juana de Arco
Un año duró el juicio. Los numerosos interrogatorios no llevaron a nada por lo que se optó por un proceso que tendría lugar en Rúan, bajo la autoridad del obispo Cauchon, antiguo consejero del rey de Inglaterra.
Los cargos contra Juana de Arco tenía tanto naturaleza política como religiosa. En primer lugar, ¿quién es Juana de Arco sino una campesina que había perturbado el orden feudal al ponerse al mando de un ejército? Eso podía ser un peligroso precedente que la nobleza quería atajar. Ningún campesino debía tener la oportunidad de cuestionar el orden social. En este mismo aspecto, uno de los elementos que más alteraba a los jueces era el hecho de que se hubiera vestido de hombre.
Hereje y bruja
En segundo lugar, estaba la acusación de herejía por difundir supersticiones y haber ofendido a Dios. Un hecho plena competencia de la Inquisición. Además, se añadió una acusación de brujería por haber hechizado al populacho francés. Con estas dos acusaciones se pretendía romper todo el misticismo que la rodeaba, el cual había calado entre los franceses que eran súbditos del rey inglés.
Privada de un abogado, tuvo que defenderse por sí misma frente a los numerosos jueces. No obstante, durante varios meses supo cómo responder a las preguntas de los expertos, guardando silencio de forma conveniente o insistiendo en lo que siempre había dicho. Ella era una enviada por Dios. Incluso se llegó a enviar una comisión de investigación y a su pueblo natal. Reunidas las pruebas y los testimonios, se procedió a dictar sentencia.
¿Cómo murió Juana de Arco?
Tras la lectura de las opiniones de los jueces se trató de convencer a la acusada de su culpabilidad. Se pedía una confesión, a lo que ella se negó. Tras una nueva sesión que tuvo lugar frente a la hoguera que se había dispuesto para ella Juana de Arco se quebró y accedió a confesar. La sentencia se conmutó por cadena perpetua.
No obstante, días después se presentó ante los jueces vestida de hombre y afirmando que las voces divinas le habían reprochado su falsa confesión. Dios la había enviado y esa era la única verdad. Ante esta situación, los jueces decretaron su muerte en la hoguera.
Con su primera confesión ya había quedado en entredicho su aura divina y era cuanto necesitaban. En la mañana del 30 de mayo de 1431, Juana de Arco fue condenada como hereje y quemada viva en la hoguera. No se conmutó la sentencia.
Santa Juana de Arco
Poco después de su muerte ya llegarían los intentos de restaurar su figura. Enrique VI de Inglaterra había expresado públicamente que Juana de Arco había recibido su merecido castigo por haber mentido sobre su aura divina. Sin embargo, Carlos VII de Francia conseguiría que el Papa declarara el juicio nulo. Esta había sido una iniciativa del nuevo arzobispo de Rúan para declarar inocente a la fallecida Juana. De este modo, Carlos VII se legitimaba a sí mismo en el trono, puesto que la Doncella de Orleans lo había anunciado como rey.
Su memoria siguió presente a lo largo de la historia, siendo una figura recurrente entre aquellos que apelaban al patriotismo francés. De modo que sería utilizada por los católicos durante las Guerras de Religión del siglo XVI y por los revolucionarios franceses. Ya en el siglo XX sería primero beatificada y luego canonizada como Santa Juana de Arco en 1920, convirtiéndose en patrona de Francia.
Novelas históricas sobre Juana de Arco
Juana de Arco es una de esas mujeres en la Historia que no pasan desapercibidas. Y pese a ello no es fácil encontrar una novela suya. Al menos, una que esté disponible. Las novelas de los últimos años aparecen como descatalogadas y solo puedo recomendar dos de las que quedan. La primera es la adaptación juvenil de Louis de Whol que puedes conseguir aquí.
La segunda, mucho más conocida, es la novela que escribió Mark Twain sobre la doncella de Orleans. Escrito desde la admiración personal hacia esta heroína, él mismo lo consideraba su libro más querido. El cual puedes conseguir aquí.
Y hasta aquí el artículo sobre quién fue Juana de Arco y el juicio que sufrió. Si quieres saber más sobre esta y otras mujeres en la historia no dudes en suscribirte a nuestro blog. Y si quieres leer más sobre el período quizá quieras echar un vistazo a nuestra sección de novelas históricas medievales. ¡Nos vemos!