He de reconocer que no soy un ávido lector de novelas románticas. Sí, he visto varias veces El diario de Noah (incluso sin compañía). Y me leí el primer libro de Crepúsculo cuando estaba de moda. No me gustó. Pero eso es todo lo que leí de romance. No me iba. Así que cuando cayó en mis manos La dama y el bandolero, como una iniciativa de lectura conjunta, me mostré escéptico.
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Comedia romántica, a saco
¡Mentira! De escepticismo nada. Bastó con que leyera la sinopsis para saber que esto iba a ser un cachondeo y me lo iba a pasar teta. Y vaya si me he reído con La dama y el bandolero. Y vaya si había tetas. Así como «masculinos glúteos de acero que parecían planetas en colisión». Palabras textuales de la novela.
Sí, de ese palo son las descripciones en La dama y el bandolero. Y es que Adelina Rodríguez, con su desparpajo, su romance desenfrenado y su sexo en las más extravagantes circunstancias ha llevado el concepto erótico-festivo a un nuevo nivel. Porque aquí hay bien de músculos de acero, trabucos de tamaño ofensivo y agujeros húmedos por todos lados. Todo dentro de una historia de bandoleros al rescate de damas en apuros. Especialmente aquellas que huyen de un matrimonio forzoso llevando el vestido más ridículamente rosa que haya existido.
Adelina Rodríguez @LiberLibelula ha llevado el concepto erótico-festivo a un nuevo nivel. Share on XLa increíble sinopsis de La dama y el bandolero
Antes de ser forzada a un matrimonio sin amor, la joven Pepita Worthington consigue escapar de la iglesia gracias a una tara gafe que la persigue desde niña. Rafael, bandolero de oficio, la encuentra despatarrada e inconsciente en un barranco. Esperando entregarla a cambio de dinero, la toma bajo su custodia. Pero en su viaje a través de las tierras andaluzas, ambos descubrirán la fuerza de una pasión arrolladora que cada vez es más difícil ignorar. Mas la desgracia los acecha: Los parientes de Pepita han contratado a la peor ralea para encontrarla y arrastrarla de vuelta al altar. El archienemigo de Rafael, al que se creía muerto, ha resurgido y busca venganza. El recuerdo de alguien muy amado por el bandolero se interpone entre Pepita y Rafael. ¿Podrá este tórrido romance ibérico salvar tantos obstáculos o morirá aquí hasta el apuntador?
Pero, ¿de qué leches va La dama y el bandolero?
Ella es Pepita Worthington (ojo cómo empezamos), huérfana inglesa de buena familia que se marcha a vivir con sus familiares en España (incluida una tía que es una delgaducha Cruela de Vil pero aún más vil y pésimo gusto por la moda). A la pobre Pepita van y le plantan un marido que es un viejo. Y ahora a ver cómo te cuento que Pepita tiene algo raro que hace que cuando se acerque a una iglesia pase de todo menos bombas atómicas.
Que si al cura le parte la crisma un crucifijo, que si a otro cura le da una acidez que ni el gas mostaza, que si las palomas estallan en llamas, verrugas que revientan, que si la novia rueda ladera abajo envuelta en una carpa de circo… Vamos, la típica boda a la que estamos acostumbrados.
Total, que la pobre Pepita acaba magullada y en brazos de un bandolero mulato con afición a los pantalones estrechos.
Este es Rafael el Rizao, un muchacho con un corazón solo un poquito más grande que su enorme trabuco (el que le cuelga). Y no tardará mucho en querer usar el otro trabuco para pegarse un tiro, porque Pepita lo vuelve loco de amor y desesperación. Porque no es fácil convivir con Pepita mientras los esbirros de su tía van tras ella para devolverla al altar.
Así que lo que tenemos en La dama y el bandolero no es la tragedia de los amantes de Teruel. No, señor. Son persecuciones, amor-odio con extra de lo primero, que el roce hace el cariño y que los pantalones del Rizao rozan mucho. Estos dos no necesitan Celestina que los anime a pecar. Además, sexo cavernícola en una caverna, tiroteos y toneladas de risas.
Con La dama y el bandolero, a carcajada pura
Y eso es lo que voy a decir para convencerte para que leas esta maravilla de la comedia desvergonzada. Madre mía lo absurdo que puede llegar a ser cuando Adelina Rodríguez quiere que La dama y el bandolero tenga un toque cómico. Entre pasito y pasito de este romance hay una de risas que hace que este libro sea un devorapáginas.
Es que no sé ni cómo describir el dolor de mandíbula que tengo de tanto reírme. Hazme caso, La dama y el bandolero es la definición de comedia romántica. No todo van a ser novelas históricas fieles a la realidad. Esto está aquí por si quieres historias bonitas pero divertidas a mansalva. Además, está disponible en Kindle Unlimited.