Una oveja para Trebopala

≫ Una oveja para Trebopala: la montaña sagrada de Numancia

Hoy tenemos un artículo de invitado. Se trata del escritor de novela histórica SB Francisco, autor de Una oveja para Trebopala. Como buen profesional de la novela histórica ambientada en Hispania, ha hecho los deberes al investigar sobre el período y nos presenta sus argumentos sobre el mito de Numancia y la utilidad de la novela histórica como vehículo de conocimiento.

Evolución del mito de Numancia

Es afición extendida en la Hispania moderna destruir nuestros mitos como si quisiéramos redimirnos de alguna culpa que asumimos como tal, sin que nadie pueda explicar con serenidad por qué nos regodeamos tan implacablemente en esta mortificación.

No obstante, los mitos son mitos porque sobreviven en el tiempo. Si bien es cierto que cada época tiene su afán. Numancia ha sido interpretada según los gustos y necesidades de cada momento histórico, habiendo quedado asentada la idea de una Numancia indómita que se defiende del romano hasta el final. A partir de ahí, aparecen dos interpretaciones: la primera le da un sentido patriótico surgido de unas virtuosas entrañas genéticas. La segunda, con una solución pretendidamente más racional, le confiere una motivación estratégica muy conveniente para minar la otra acepción pero que tampoco se corresponde con las prácticas de aquellos guerreros de allí entonces.

En cualquier caso, ni la defensa del terruño por una pulsión patriótica ni la adopción de medidas extraordinarias de defensa de un montículo cuando el modo de enfrentarse a Roma era la guerrilla, justifican por sí solas lo que conocemos desde entonces como defensa numantina, esto es, la lucha de unos héroes legendarios hasta entregar la vida.

La novela Una oveja para Trebopala como vehículo de conocimiento

Había algo más que ni la historiografía ni la arqueología podían argüir con la seguridad científica que se les exige pero que tampoco tendrían que negar si se diera una explicación razonada.

Una oveja para Trebopala

Es aquí donde aparece la novela como vehículo de conocimiento que viene a complementar los esfuerzos de los científicos por captar la realidad. La arqueología nos da los elementos materiales y la historiografía nos da los hechos. La novela Una oveja para Trebopala —cuyo cometido es someter al ser humano a un entorno y circunstancias definidos y ver cómo se desenvuelve en ellos— será la encargada de interpretarlos colocando al ser humano individual como protagonista. Pongámonos en la piel de un numantino del siglo II a de C. No tiene sentido pedirle que muera por la defensa de un concepto, la patria, que todavía resulta demasiado abstracto para la época, y tampoco es razonable que muera —insisto en la exigencia de morir— en defensa de una colina, contraviniendo el combate de guerrillas que tantas victorias les habían reportado contra las legiones romanas. A ellos y a Viriato, el lusitano que las hizo famosas.

Vayamos más allá y pongámonos ahora en la piel del ser humano sin afiliaciones concretas. Lo hemos visto en la historia, lo estamos viendo en la actualidad. Existe una motivación universal que lleva al ser humano a entregar su vida por una causa común: la promesa de una vida mejor. Es decir, la promesa de la vida después de la muerte que ofrecen, sin competencia alguna hasta la fecha, las religiones.

La guerra de las Galias

Ocurre, sin embargo, que hasta ahora nadie había introducido la religión para explicar lo acontecido en Numancia. Ciertamente, esto es así, pero sólo en parte. Profesionales y aficionados a la cultura celta, o responsables y visitantes de los magníficos museos que se han ocupado en recuperar y mostrar la realidad de aquellos pueblos, conocen la hegemonía de la religión en sus vidas a través de las innumerables inscripciones, figuras, dibujos u ornamentos rescatados en las excavaciones.

Tenemos las pruebas de la existencia aquí de los mismos dioses que gobernaron a los celtas de las Galias o las islas británicas. Lo que no tuvieron nuestros numantinos fue a un Julio César que escribiera sobre esa religión y sus servidores, los druidas, como sí lo tuvieron los galos del otro lado de los Pirineos, casi un siglo después de la caída de Numancia.

(Posteriormente, al clima, digamos cultural, tampoco le ha gustado que se hablara de muchos dioses que no fueran Dios o, más tarde, que se hablara de Dios o de dioses para explicar nada.)

Y así nos encontramos con la increíble oportunidad para un novelista de disponer de un mito queridísimo al que todavía le quedaban muchos espacios por recorrer. 

Numancia: un Mediolanum en la Celtiberia

Por si fuera poco, resulta que las distintas tribus celtas solían erigir sus poblados alrededor de un enclave mágico —normalmente una colina— donde habitarían sus dioses. Es el caso de Milán, nombre derivado de Mediolanum: una elevación sagrada, sita en un punto medio entre las tribus.

Exactamente lo mismo que sucede en la colina de Numancia, cuya defensa sabemos que se repartieron las diferentes tribus arévacas o pelendonas a su alrededor, en sucesivos períodos de tiempo.

Una oveja para Trebopala: la novela sobre Viriato y Numancia que no se había escrito

SB Francisco, autor de Una oveja para Trebopala

A continuación se incorporan dioses y druidas a la historia conocida de lusitanos y celtíberos frente a Roma, y los hechos que hasta entonces aparecían confusos se explican con una naturalidad pasmosa. De repente todas las situaciones, aventuras, conflictos y circunstancias cobran sentido.

A través de sus historiadores, filósofos y poetas conocemos bien a los romanos de la época, así que lo más razonable era encomendarle a uno bien situado, por ejemplo a un joven patricio amigo de los escipiones, la misión de descubrirnos la Hispania del siglo II a de C. Para ver las dos caras de la historia sólo necesitaba acercarse tanto a los indígenas que llegara a sentirse uno de ellos. Aurelio Rutilio Rufo, un patricio romano educado en el Lacio, lo contará desde el lado romano; la guerrera Lubba, hija de los druidas, corregirá sus afirmaciones, a veces demasiado alegres, aportando el conocimiento de primera mano de los hispani. Ya tenemos novela.

Una oveja para Trebopala

Durante semanas el título oficioso asignado fue Mediolanum, pero finalmente se quedó con Una oveja para Trebopala. Es un título difícil de defender comercialmente, pero tenía sus razones.

Oilam Trebopala aparece en una oración gravada en piedra que se halló en la población portuguesa de Cabeço das Fraguas. Un origen idóneo para titular una novela que se adentraba en la vida del lusitano Viriato y nos llevaba hasta la colina sagrada de Numancia.

Con este título se señala que la novela girará sobre la rueda de los druidas y el papel determinante que estos jugarán en los acontecimientos que se narran; equiparable, ahora ya sin duda, al de sus hermanos de las Galias frente a César.

Incluso la historia es mucho más emocionante, pero nosotros pertenecemos a un pueblo que, volviendo al principio, como para cerrar esa rueda druídica aludida, nos regodeamos en la mortificación.

Pero no siempre. Una oveja para Trebopala también es una novela divertida, como seguramente lo serían nuestros antepasados en sus momentos de asueto.

Para más información sobre Una oveja para Trebopala puedes consultar en Planeta de Libros.

4 comentarios en “≫ Una oveja para Trebopala: la montaña sagrada de Numancia”

  1. En esta ocasion hablamos sobre su nueva novela, que nos ayuda a conocer nuestra historia al bucear en la vida de los hispanos, esos de los que hemos oido hablar y de los que, incluso, poseemos algunos de sus utensilios y bienes mas preciados. Lo hace a traves de Aurelio Rutilio Rufo, un joven patricio perteneciente al circulo de Escipion cuya rueda le adentra en la Hispania desconocida, real y todavia sin romanizar de Viriato y Numancia . En su aventura se mezcla con comerciantes viajeros, con prohombres sentimentales, con guerreros torcados o con legionarios instruidos por maestros griegos y conoce a los druidas. Ademas se topa con una nativa, Lubba, escurridiza hija de los sabios y los salvajes, que compartira con Aurelio algo mas que la responsabilidad del relato desde su perspectiva indomita. Aurelio cree que espia para Roma cuando ejerce como diplomatico para los hispani, pero no dedica todo el tiempo que quisiera a la reflexion porque su norma le empuja continuamente a ponerse en movimiento. Un viaje al mundo desaparecido de lusitanos y celtiberos durante el periodo mas apasionante de su historia con unos guias cuyo numen se asemeja mucho mas al nuestro de lo que imaginamos, solo que todavia no habian nacido ni Julio Cesar ni Jesucristo. Sin duda una apasionante historia que nos hara viajar al siglo II a.C. y conocer de primera mano a los habitantes de las mismas tierras que en estos momentos estamos pisando. Una forma de reencontrarnos con nuestra historia y descubrir las hazanas de nuestros antepasados. Una novela de ficcion con gran fuerza historia y que nos descubre un mundo muy seguido en la actualidad, Hispania y Roma. Para conocer de primera mano la riqueza de Una oveja para Trebopala hablamos con su autor SB Francisco.

  2. ?Tendra continuidad esta novela? Se refiere al choque de civilizaciones entre Roma y los hispani, a una segunda parte de Una oveja para Trebopala . Aun no lo se. Lo que si se es que nuevos personajes se enfrentaran a nuevos retos en entornos distintos. La busqueda del ser humano en entornos diferentes es la verdadera continuacion de la novela. Hemos visto al hombre antes del nacimiento de Jesucristo, ?que tal si continuara con el ser humano enfrentandose al entorno que queda tras la muerte de Dios?

  3. José Gaspar de Valenzuela de Ros

    UNA OVEJA PARA TREBOPALA. S.B. Francisco

    Hace escasos meses recuperé con gran alegría a un amigo de la infancia y además me entero de que es escritor, cosa que no me extrañó porque ya apuntaba maneras. De mente lúcida e inquietudes intelectuales, siempre era interesante su conversación.
    Me ofreció leer su última novela, “Una oveja para Trebopala”, curioso título, advirtiéndome que no era de fácil lectura, una novela histórica situada en la España pre-romana. Le tranquilicé explicándole que era lector casi convulsivo, sin televisor en casa y que concretamente la novela histórica es muy de mi agrado. Es un período y situación histórica de los que no conocía gran cosa pero eso aún excitaba más mi curiosidad.
    Comencé la lectura poco después de nuestro encuentro y salvo un período de adaptación de unas diez páginas a nombres y topónimos de la historia, me sumergí inmediatamente en una lectura que no podía dejar.
    El período histórico me parece estudiado y entendido por el autor, la historia interesante y original y el estilo de escritura configura un relato de muy agradable lectura. Los personales están bien diseñados sin caer en pretensiones y el esquema y estructura de la redacción son muy apropiados. Los títulos de los capítulos pautan con mucho acierto. Me recuerda, en un contexto muy diferente, los tiempos de oración de los capítulos del “Nombre de la Rosa”.

    Rompo una lanza en favor de SB Francisco en el sentido de que ha construido una historia atractiva sin caer en lo que muchos autores nos cuelan de relato con ingredientes: su parte de politiqueo, su parte de sexo, su parte de crítica social, su parte de culteranismo, para satisfacer a todos los niveles de lectura.
    Tampoco está enunciada como una historia con varias localizaciones simultáneas en las que se pasa de una a otra como artificio sin otro fin que el de marear al lector. La redacción es lineal y sigue un hilo conductor claro que nos despierta enseguida el interés por el desenlace del relato. En este sentido, y sin ver en ningún momento imitación, hace que recuerde a Robert Graves, claro exponente como Umberto Eco, Delibes y otros muchos que, afortunadamente, no necesitan caer en estas artimañas para tentar el interés del lector. La historia es de por sí tan potente que su desarrollo sencillo y lineal nos es suficiente.
    Reconozco que Una oveja para Trebopala me ha gustado mucho y estoy en la siguiente novela que ha escrito SB Francisco, con ilusión creciente.

    José Gaspar de Valenzuela de Ros

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